
Suele comenzar el sábado con un concurso de grupos de percusión. El domingo es el Día de los Niños, con un desfile que sigue una ruta más corta. También es el día que se reparten los premios a los mejores disfraces.
El lunes (que en el Reino Unido es día festivo) se celebra el desfile principal. Por la tarde-noche, las carrozas dejan las calles en fila y la gente sigue festejando en las numerosas after-parties.
Los que más nos gustan son los brasileños, que llevan música en vivo, la escuela de samba brasileira, porque después comienzan a pasar camiones con una música tan alta que el pecho te retumba que da susto. Diría yo que a la parte masculina del grupo también le gustaron algunos traseros de las brasileiras.
Hay muchísima policía, algunos de ellos se ponen a bailar con las bailarinas que pasan. Conocemos a un español, cuya hija vivía allí al lado, en un callejón donde estaba la policía y los servicios de urgencia.
Tras unas cuantas carrozas nos vamos, y nos topamos con una preciosa iglesia, ST. STEPHEN CHURCH
Tiene una torre con un reloj con los números dorados, y está rodeada por un bucólico jardincillo.
Cogemos el metro, aunque tenemos que dar un rodeo inmenso porque hay muchas estaciones cerradas por el carnaval, y nos vamos a COVENT GARDEN. Está ambientadísimo, con muchas actuaciones en la calle, y un mercadillo de cosas vintage muy chulas. Allí nos dispersamos y cada uno se va al sitio que más le interesa. Nosotras, por supuesto, a los mercadillos, Carlos a los espectáculos, y Miguel se queda sentado en la plaza viendo a un mago.
Vamos después por la CALLE ST. MARTIN, toda llena de pubs y restaurantes, y nos metemos en un italiano que, curiosamente, se llama PEPE. Volvemos después hacia Covent Garden y entramos en un ROKIT que hay al lado.
Volvemos a casa y salimos del metro cuando la gente se va del Carnaval, algunos en un estado lamentable. En la puerta de la estación hay uno sentado casi con un coma etílico. Los amigos le hablan pero él está totalmente ausente.
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