
"Hay que ser consciente de que una ciudad inglesa es una vasta conspiración para desorientar a los extranjeros", explica George Mikes en su clásico How to be a Brit. Y prosigue con algunas de las trampas para foráneos: se da un nombre distinto a la calle en cuanto haga la menor curva; pero si la curva es tan pronunciada que crea realmente dos calles distintas, se mantiene un mismo nombre. Por otra parte, si, por error, una calle ha sido trazada en línea recta puede recibir muchos nombres.Y eso es lo que pasa en nuestra calle. Comienza llamándose GARWAY RD. en nuestra zona, pero tres casas más adelante se llama LEINSTER SQ., das unos pasos y ya estás en PRINCE'S SQ. y más allá en ILCHESTER GARDENS, en una esquina nos encontramos con The Greek Orthodox Cathedral of the Divine Wisdom (Hagia Sophia) y entonces la calle pasa a llamarse ST. PETERSBURGH RD., ya hasta el final que desemboca en BAYSWATER RD. y en LOS JARDINES DE KENSINGTON.
Dado que algunos extranjeros ingeniosos pueden orientarse incluso bajo tales circunstancias, son necesarias algunas precauciones adicionales. Hay que llamar a las calles de muchas maneras: street, road, place, mews, crescent, avenue, rise, lane, way, grove, park, gardens, alley, arch, path, walk, broadway, promenade, gate, terrace, vale, view, hill, etcétera.
Antes de seguir el paseo paramos a cambiar euros en libras. Por 300 euros nos dan 255 libras.
Entramos en LOS JARDINES DE KENSINGTON, un parque que está unido a HYDE PARK y que antes eran los jardines privados del Palacio de Kensington. Hay muchas ardillas muy graciosas, y nos paramos a darle de comer pero no se fían mucho y enseguida salen corriendo a trepar por los árboles.
Nos acercamos a un gran lago, THE LONG WATER, con mucha variedad de patos, gansos, ocas y cisnes, con los que también pasamos un rato alimentándolos con un bocata de jamón. En estos jardines transcurre la historia de Peter Pan, y hay un monumento que lo recuerda. También se puede visitar el PALACIO, aunque no lo hacemos, tiene un coqueto salón de té y al lado hay unos jardines muy bonitos.
Continuamos por el parque hasta toparnos con el ALBERT MEMORIAL, del que dice Enric González:
“Alberto permanece, para la posteridad, incómodamente semisentado en una garita neogótica y multicolor de 53 metros de altura, con un catálogo de la Exposición”Por lo visto él se negó a este monumento, pero tras su temprana muerte la Reina hizo lo que le vino en gana, que era ni más ni menos que este mamotreto.
Pues al pobre Albert, precisamente, le dedicamos hoy el día (o por lo menos la mañana). Este rey dejó una honda huella en Londres tras casarse con la Reina Victoria, de acuerdo con sus gustos se construyeron el Royal Albert Hall, la Royal Geographical Society y el imponente Natural History Museum.
Frente al monumento de marras está el Royal Albert Hall, y todo el barrio que lo rodea es South Kensington, con edificios de piedra y ladrillo rojo diseñados por el propio Alberto, que hoy es una zona de embajadas, aunque también pasamos por alguna facultad. Así llegamos a la impresionante fachada del Museo de Historia Natural donde hay una cola inmensa que nos hace desistir en la entrada, y continuamos hasta el VICTORIA AND ALBERT MUSEUM. Lo primero que visitamos es la tienda, donde hay cosas preciosas (aunque caras) mientras los niños entran en la exposición "Engineering the World: Ove Arup and the Philosophy of Total Design" y cuando salen paseamos por algunas salas, porque es tan grande el museo que decidimos ir a la sección de joyería y miniaturas. De camino a nuestra meta pasamos por una gran sala llena de rejas, y otra galería desde la que se ve otra abajo con tumbas y estatuas de piedra renacentistas, y una columna tan enorme que nos preguntamos cómo la han llevado hasta allí.
La salita de las joyas es preciosa, toda de cristal negro, y las vitrinas muestran la evolución de la joyería a lo largo de la historia. De allí pasamos a la de miniaturas, unos retratos que se hacían para concertar matrimonios o para recordar a familiares muertos. Realmente preciosas todas. Rocío nos va explicando curiosidades y las técnicas que se empleaban.
Nos vamos desde allí al patio central, donde hay mucha gente descansando y niños mojándose en la fuente central. Hay una instalación modernísima, como una gran telaraña. Tan bien estamos que nos comemos allí el bocata.
Una vez repuestos nos vamos hacia Exhibition Road, una preciosa plaza con muchas terrazas y cogemos el metro en South Kensington station hasta Temple, con un calor horroroso, más digno del levante gaditano que del clima londinense.
Bajamos en la orilla del Támesis, donde nos encontramos con un edificio que tiene en el tejado una preciosa veleta dorada en forma de galeón. Es el Two Temple Place. Busco en internet y dice que es:
"Is home to the Bulldog Trust, a charity founded in 1983. We host annual exhibitions, showcasing publicly-owned museum and art gallery collections from around the UK.Our spectacular neo-Gothic mansion is also one of London's most prestigious settings for corporate and private entertaining. We provide an unrivalled venue, combining the grandeur of a state occasion with the intimacy of a private house party".
Al lado hay otro fastuoso edificio de ladrillo rojo, está en Carmelite St. se llama CARMELITE CHAMBERS y dicen que allí luchan contra el fraude fiscal.
Cruzamos el río por el BLACKFRIARS BRIDGE, inaugurado en enero del 2014, es el puente solar más largo del planeta y el segundo de su tipo en el mundo. Sorprende el color del río, es un puro barrizal.
Llegamos hasta la TATE MODERN, aunque sólo visitamos la tienda y los servicios (¡un clásico!) y por supuesto nos hacemos varios selfies en la puerta.
Nuestro siguiente destino es BOROUGH MARKET, aunque nos confundimos y seguimos una ruta equivocada por Southwark Bridge road, llegamos hasta un barrio de casas de ladrillo tipo industrial y unos balcones muy graciosos, de madera con cadenas para plegarlos (cerca de Cooperfield st.). Cuando nos damos cuenta que por ahí se va a Borrough ¡con dos erres! así que damos la vuelta. Al llegar al mercado está cerrado, pero es muy bonito.
Nos tomamos un té de consolación mientras pensamos qué hacer. Los niños deciden irse hacia Convent Garden y nosotras cruzamos por un puente justo a la hora que todos los yuppies salen de la city como hormiguitas, a las seis de la tarde. Antes nos hacemos una foto con el LONDON BRIDGE al fondo y por poco le saltamos un ojo a un yuppie con el palo selfie, ya que a Rocío lo que de verdad le gusta es grabar un vídeo dando vueltas.
Después de ese incidente cogemos el metro en la estación de Bank y venimos a casa. Acabamos el día con una cervecita en el jardín.